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viernes, 3 de junio de 2011

DEL MARXISMO A LA REVOLUCIÓN.

Nuestro país a lo largo de la historia, ha estado enmarcado por la injusticia social, por la idea feudalista y por la pobreza extrema. La política es desprestigiada y no se tiene buena reputación, es lógico, porque en un país con tanta guerra, tanta injusticia y desigualdad es imposible creer en políticos. Pero… de la política, no está excluida la Iglesia ni la religión; vemos un ejemplo en Golconda: unos sacerdotes deciden tomarse la fuerza por sus manos y hacer justicia con los más pobres; pero el equilibrio social se debe entender primero que todo con la no-violencia. Dichos sacerdotes como Camilo Torres “el principal”, o Manuel Pérez, no se comprometieron de verdad con la obediencia que prometieron tener el día de su ordenación y es por eso que no se aceptan los mandatos de los pastores. Se entrometieron en grupos al margen de la ley, primero creyendo que era toda una delicia, es más, comparándolos con la vida del Che Guevara, pero después hambre, injusticias, regaños, insolencias y maltratos fue lo que les toco aguantar.

El fin no justifica los medios; es verdad, para llegar a una idea comunista o marxista, no se debe tener en cuenta la guerra como una única opción, se debe seguir el ejemplo de la no violencia que nos propone Mahatma Gandhi o el mismo Gabriel Díaz. Y más un sacerdote, un consagrado, una persona entregada a Dios se debe caracterizar por la pasividad, por actos que lleven a Cristo a todas partes, por la sabiduría y rectitud que se debe conservar hasta la muerte. Lo único y más importante es la no violencia, no se puede justificar ninguna guerra en cualquier parte, más bien garanticemos la unidad participación y aceptación de los más pobres en la liturgia.

En Golconda, la mayoría de sacerdotes fracasaron, no se hicieron realidad sus planes de violencia; sus ideas son buenas, no se puede decir que no, pero como dije anteriormente el fin no justifica los medios; también son  un ejemplo para los aspirantes al sacerdocio, se debe tener en presente a los pobres, trabajar por ellos y para ellos, llevarles el mensaje de Cristo y hacerlos participes del reino que el mismo Jesús dice que es de ellos. Sin olvidar tampoco que la revolución no se puede, ni se debe implementar en ninguna parte, más bien llevar la no violencia, como medio para la justicia social, en Colombia, América y el Mundo Entero.  

Estoy de acuerdo con la justicia social, no estoy de acuerdo con la intromisión del clero en la política no con la guerra.

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