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jueves, 5 de mayo de 2011

LA REVOLUCIÓN COMO MEDIO PARA LA JUSTICIA SOCIAL.


Todo empieza con Camilo Torres Restrepo, un sacerdote católico Colombiano  que se desempeñó como capellán auxiliar de la universidad nacional de Colombia, todo un experto en sociología. En 1963 él presidió un congreso en Bogotá sobre la violencia y cambios socio-culturas en las zonas campestres de dicho país. Allí se dio cuenta que la única forma para tener justicia social era la revolución; utilizó varios medios para esto pero se encontró con la sorpresa que el cardenal Luis Concha lo retiro definitivamente de la facultad, entonces decidió afiliarse a el grupo de ELN. Y a los seis meses en su primer combate fue abatido y fue un ejemplo de dicho grupo. Un año después se inicia el movimiento de Golconda, que consistía en un grupo  de 34 sacerdotes con identidad, 15 sin identidad y monseñor Valencia; revolucionaros que querían imponer la justicia a través de la revolución, apoyándose en algunas ideas de Torres. Y así mismo este movimiento de Golconda fue un pequeño aporte para que surgiera la teología de la liberación, nacida en Brasil, en el seno de la iglesia pero que se extendería años mas tarde en toda Latinoamérica. Esta fue criticada por las muchas ideas que tenia de Marx y fue germinada por las ideas del mismo Torres, de Boff (brasileño) y Merino (Peruano).

En sus inicios, Camilo Torres tenía una buena intensión de ayudar a los pobres con sus ideas, pero la ejecución no fue muy buena, porque la guerra no conduce a nada, “al que a espada mata a espada morirá” Jesús. Asimismo  razono que todo acto de rebeldía contra la iglesia no está bien, porque se estaría debatiendo con el mismo Jesús. Estos sacerdotes por medio de su revolución lograron ecumenismo pero creo que también las otras religiones deben pensar que están para hacer el bien y para concebir que sus feligreses también hagan el bien.
Con respecto a la justicia social, creo que los sacerdotes tienen la obligación de promocionarla, pero considero que los medios también son importantes y se han de revisar, porque si el cléro está en contra del evangelio, ¿Qué hemos de esperar? Lo más importante es deducir que la justicia es muy difícil de alcanzar, y la violencia lo único que hace es ponerla más por debajo de lo que se quiere, como en Golconda, ya que la guerrilla no es la solución, los subversivos simplemente son una plaga que se ha de exterminar, aunque sus orígenes fueron buenos; el secuestro y la producción de drogas ilícitas es inhumano, no va con una persona íntegra, racional y leal.  

En lo que corresponde a Golconda, no estoy  de acuerdo con volver al capitalismo, no estoy de acuerdo con la guerra, tampoco estoy de acuerdo con la minoría dominante. Pero si estoy de acuerdo con la paz, con la igualdad y con una jerarquía equilibrada tanto para los pobres como los ricos. Con respecto a la teología de la liberación, no estoy de acuerdo con crear un hombre nuevo, ni con la mentalidad capitalista y mucho menos con la lucha de clases; pero creo que la liberación económica y política, la justicia y la restauración  si son posibles de realizar. Con lo que le toca a Marx no estoy de acuerdo con su posición porque no me parece adecuada una critica de la sociedad tanto científica como revolucionaria.